El valor de cualquier producto o servicio se produce cuando el beneficio percibido por un cliente o consumidor es mayor que el coste económico asumido. Desde una concepción amplia y dentro del mundo de los negocios la creación de valor puede ser apreciada desde tres vertientes:
- La utilidad de un producto o servicio para satisfacer una necesidad concreta.
- La cualidad de un producto o servicio en virtud de la cual se está dispuesto a pagar una cierta suma de dinero por poseerlo o disfrutarlo.
- Para el propietario de un negocio en cuanto al valor de este en cuanto a su capacidad para generar beneficios.
Cualquier negocio que busca la creación de valor puede poner en marcha una o varias actuaciones:
- Estudiar a la competencia, buscando en todo momento hacer algo diferente y que sea beneficioso para los clientes.
- Innovar, adelantándose a los competidores y al mercado; siendo el primero incorporando nuevas tecnologías o métodos de trabajo.
- Mejorar, siempre, y de manera constante; adaptando los procesos, la atención o el producto a la nueva realidad para conseguir el mayor beneficio posible para el cliente.
- Mostrar a los potenciales clientes lo que está haciendo tu negocio, para ello no hay que dudar en enseñar todos los beneficios que aporta.
Para saber si nuestro negocio está generando valor para los clientes, más allá de fórmulas académicas, simplemente hay que revisar si están cumpliendo los objetivos que nos hayamos marcado y si el negocio por sí solo es rentable, pero sobre todo, hay que escuchar a nuestros clientes, no solo a los satisfechos, sino a aquellos que no estén contentos con nuestro producto o servicio, o incluso a aquellos con lo que hayamos interactuado pero no hayan llegado a convertirse en clientes.